Decálogo ético – Periodismo y social media

Pública
  1. Unas condiciones económicas dignas para toda la plantilla. Creemos que es importante empezar por este punto porque no es menor. Es complicado que los periodistas puedan poner el foco en aspectos como la paz social si ellos mismos no tienen derechos mínimos garantizados. Además, sería hipócrita defender ciertos valores desde las líneas del diario, pero no aplicarlas a su propio funcionamiento. Por último, la estabilidad financiera individual es también condición necesaria para garantizar la independencia del medio en general.
  2. Se creará un comité de redacción. Mientras que el comité de empresa velará por el punto anterior, el de redacción defenderá que los periodistas no reciban presiones editoriales por parte del propio medio que comprometa su independencia. Asimismo, estas personas serán las encargadas de vigilar que se cumplan todos los puntos de este decálogo, tanto en la forma de trabajo como en las informaciones recogidas en el periódico. Por su parte, también se establecerá la figura de un defensor del lector, cuyo objetivo será atender las quejas de la audiencia y asegurar que se cumplan los principios éticos y profesionales.
  3. Rendición de cuentas. Se harán públicas las cuentas anuales del medio, dejando claras las vías de financiación, así como qué cantidad proviene de ingresos publicitarios, cuál de los suscriptores u otras fuentes. También se detallarán qué compañías han realizado aportaciones económicas (aunque sea vía publicidad) al medio. En las cuentas se desglosarán los salarios de los trabajadores por categorías, primando su anonimato, y se hará un análisis de la brecha salarial de género que pudiera existir.
  4. Derecho a desconexión de la plantilla. Si bien la información no descansa nunca, los profesionales sí deben hacerlo. Por ello, deberán establecerse turnos para cubrir toda la jornada informativa, de forma que se cumpla la normativa legal en cuanto a horarios de trabajo y tiempo de descanso. Se establecerán sistemas informáticos que frenen las comunicaciones no urgentes fuera del tiempo de trabajo. Cualquier comunicación fuera de estas franjas horarias deberá quedar registrada y debidamente justificada y solo podrá hacerse por motivos de causa mayor.
  5. Inmediatez vs. A pesar de vivir en la era de la inmediatez y ser un medio nativo digital que usa las redes sociales como soporte, no se arriesgará en ningún caso la reputación del medio publicando información que no ha sido debidamente confirmada por llegar los primeros a ella. Precisamente porque conocemos la rápida difusión de las noticias falsas y el peligro de la desinformación, sabemos que un desmentido o una fe de errores nunca tendrá el mismo alcance que la noticia original. Si bien esto debería ser siempre una máxima del periodismo, creemos que en el contexto en el que nos encontramos cobra aún mayor relevancia. Por ese motivo, aunque podrán apoyarse en las redes sociales para obtener información, fuentes y recursos gráficos, la información debe ser siempre verificada con rigor. No es suficiente ver una publicación en Twitter para confirmar una noticia. No queremos ser los primeros en llegar, sino los que mejor lleguen.
  6. Fe de erratas. En el entorno digital, puede resultar tentador corregir una información errónea simplemente editando el texto y no informando a la audiencia de que este ha sido modificado. Sin embargo, siempre que se modifique de manera sustancial algún punto de la noticia, esto deberá aclararse al final del texto bajo un ladillo de Fe de erratas, de manera similar a la que se seguiría en un medio impreso.
  7. Perspectiva de género. Se evitará a toda costa perpetuar estereotipos sexistas y misóginos, tanto en el texto como en las imágenes que acompañan a las informaciones. Se analizarán todos los temas generales que cubrimos para observar cómo podría afectar a las mujeres o la comunidad LGTB y se tratará de añadir perspectiva de género a la noticia. Asimismo, se pondrá un especial cuidado en los casos de violencia de género, evitando usar expresiones frecuentes como “una mujer aparece muerta” o “una mujer muere”. Se dará a estos temas el espacio y el tiempo que se necesite para recordar que es un problema social, sin tratar a las víctimas como un número más o como un suceso rutinario. Todo ello sin menoscabo de la presunción de inocencia y sin caer en el morbo.
  8. Discurso de odio. El medio se mostrará tajante con el discurso de odio, tanto en redes como fuera de ellas. Las informaciones deben posicionarse en todo momento del lado de las víctimas y no se debe tratar de la misma manera a estas que a los verdugos. Por ejemplo: no se puede poner en el mismo nivel a grupos racistas que a grupos antirracistas. En esta línea, no se hará referencia al origen social, sexo, religión, raza, nacionalidad o enfermedad/física o mental de los protagonistas de la información salvo que estos datos sean verdaderamente relevantes para la misma. Asimismo, se eliminarán todos los comentarios, tanto en las plataformas sociales como en el propio medio, que promuevan la discriminación contra colectivos vulnerables.
  9. La salud mental estará en el centro en un sentido amplio. Primero, porque se velará por el bienestar de los trabajadores. Segundo, porque se cubrirán con especial atención las informaciones relativas a esta. Tercero, porque se trabajará en no estigmatizar a las personas que sufren algún tipo de trastorno de la salud mental o alguna condición neurodivergente. Cabe recordar que cuando hablamos de salud mental no nos estamos limitando a la ansiedad y a la depresión, sino a cualquier padecimiento que pueda estar tipificado como tal.
  10. Tratamiento de los jóvenes. La juventud será otro de los temas con los que el medio muestre una sensibilidad especial. No solo cubriendo las informaciones que atañen a este grupo de edad, sino evitando perpetuar estimas o generalizaciones, como el clásico nini, y siendo conscientes de las dificultades económicas que atraviesan en el momento actual.

 

Bibliografía

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